En una entrevista realizada al escritor brasileño Paulo Coelho hace un par de años, le preguntaban sobre su pasado como dependiente de sustancias ilícitas, y en cuanto a eso Coelho comentaba que lo más grave de las drogas no son sus daños físicos, sino el crear en la persona un mundo de fantasía, una irrealidad que engaña la realidad del individuo, ocasionándole trastornos ya conocidos. Esto quiere decir que vivir de mentiras produce el mismo daño que el consumo de drogas en ese sentido, aún y cuando esas mentiras nos hagan sentir bien. Engañar a la gente para hacerla sentir bien es igual que regalarle drogas entonces.
Yo prefiero vivir infeliz que vivir en una burbuja de irrealidad, fantasía y engaños. Es bonito soñar, pero no se puede vivir de eso.
Esto va para los políticos y fanáticos religiosos también.